sábado, 13 de octubre de 2012

LA CONDICIÓN FÍSICA

Con esta unidad didáctica quiero que aprendáis a preparar vuestro cuerpo para el ejercicio físico y deporte.
Pretendo que conozcáis las cuatro cualidades físicas entrenables y su entrenamiento.

En el tema anterior hemos hablado de la alimentación como medio de obtener la energía necesaria para llevar a cabo las funciones corporales, entre ellas, el movimiento. Los músculos consumen esa energía al contraerse y relajarse para ejecutar el ejercicio.  Además de la energía, las células musculares necesitan oxígeno y eliminan dióxido de carbono en su funcionamiento.
Ahora bien, para que los nutrientes y el oxígeno lleguen al músculo necesitamos otros sistemas y aparatos.

Vamos a conocer el aparato respiratorio y circulatorio.
La respiración nos permite llenar los pulmones de aire, cargado de oxígeno, y eliminar dióxido de carbono, desecho celular. La circulación sanguínea llega a los pulmones para dejar el dióxido de carbono y transportar el oxígeno a todo el cuerpo, como a los músculos. El órgano más importante del sistema cardiovascular es el corazón, músculo encargado de bombear la sangre con suficiente fuerza para que llegue a todas partes.
Controlar nuestro corazón nos va a permitir conocer cómo es nuestro entrenamiento. Para ellos aprenderemos a medir nuestras pulsaciones (ondas producidas por el impulso de la sangre en el corazón sobre las arterias al bombear la sangre). Estas se pueden medir en cualquier arteria, se trata de medir la frecuencia cardíaca.
Se define la frecuencia cardíaca como las veces que el corazón realiza el ciclo completo de llenado y vaciado de sus cámaras en un determinado tiempo. Por comodidad se expresa siempre en contracciones por minuto, ya que cuando nos tomamos el pulso lo que notamos es la contracción del corazón (sístole), es decir cuando expulsa la sangre hacia el resto del cuerpo. 

El numero de contracciones por minuto esta en función de muchos aspectos y por esto y por la rapidez y sencillez del control de la frecuencia hace que sea de una gran utilidad, tanto para médicos, como para entrenadores y como no, para aficionados al deporte o deportistas profesionales. 

Las pulsaciones de una persona en un momento dado se puede decir que dependen de varios grandes conjuntos de variables. En un grupo pondremos las que no dependen directamente del sujeto y en casi todos los casos son temporales y condicionales, como la temperatura, la altura o la calidad del aire, la hora del día o la edad del individuo. En otro grupo las que son intrínsecas del sujeto impuestas por la genética como la altura, el somatotio, el género y como no la propia genética. Otro grupo que son condicionales y temporales pero de carácter psicológico como el miedo, el amor, el estrés o el sueño. Y en el último grupo voy a unir las variables que son propiamente modificables por la persona, como son la actividad física que realiza, el tipo de actividad física, el tiempo que lleva realizando la actividad y la intensidad de ésta.

VER CORAZÓN LATIENDO

Este curso vamos a tomarnos las pulsaciones en la arteria radial o en la arteria carotídea.

PULSO CAROTÍDEO

 Para tomar el pulso en cualquier arteria es necesario colocar los dedos índice y medio sobre la arteria con ligera presión.


A continuación contaremos el número de pulsaciones en 60 segundos para determinar la frecuencia cardíaca por minuto.


En un adulto el número de pulsaciones por minuto es de una media de 80 puls./min. En un deportista pueden disminuir incluso llegar a 50 puls./min en reposo.

PULSO RADIAL
Si queremos mejorar nuestra condición física, debemos 
entrenar a unas pulsaciones determinadas. Esto nos permite trabajar el corazón cómo músculo capaz de crecer y hacerse fuerte para bombear más sangre en menos tiempo y así reducir su trabajo y alargar su vida.

Estamos hablando de trabajar:
                               la resistencia aeróbica:
Realizar ejercicio a 120/140 puls./min.

                              O resistencia anaeróbica:
Realizar ejercicios a más de 140 puls./min.

(Más detalle en la siguiente publicación: las cualidades físicas: resistencia)



Continuaremos hablando brevemente de la respiración.

Es importante saber controlar la forma de respirar para evitar la fatiga precoz en el ejercicio.
En reposo una persona adulta hace de media unas 20 respiraciones por minuto. Cuando aumenta la intensidad de nuestro ejercicio logicamente aumentan el número de respiraciones por minuto con la intención de aportar el oxígeno necesario a nuestros pulmones.
Lo ideal es inspirar rápidamente por la naríz y espirar lentamente por la boca. De esta manera ralentizamos la frecuencia cardíaca ya que el aire está más tiempo en contacto con el torrente sanguíneo y le damos tiempo a cargarse de el máximo de oxigeno posible.

VER PULMONES RESPIRANDO



















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